SANTO DOMINGO.- En el Distrito Nacional, al menos 27 mujeres denunciaron cada día, en el primer semestre de este año, que han sido víctimas de violencia ejercida por hombres que en la mayoría de los casos eran sus parejas, ex parejas u otros cercanos.
Sólo de enero a junio, según consta en el registro del Departamento de Violencia contra la Mujer de la Fiscalía del Distrito Nacional, en esta demarcación se recibieron 4,787 denuncias.
En los últimos dos años un total de 23,865 denuncias de violencia contra la mujer se registraron en las 14 fiscalías barriales y la Unidad de Atención y Prevención de la Violencia. Las autoridades estiman que este problema afecta a una mayor parte de la población, pero todavía no todas las mujeres lo denuncian.
Ante esta problemática que incluso se cobra la vida de decenas de mujeres cada año en el país, una de las organizaciones que trabaja en su combate y prevención, una víctima de este tipo de violencia y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) proponen tratar este problema como un asunto de salud pública, con una política de estado clara, terapias de pareja e individuales y trabajar emocional y espiritualmente, tanto con la mujer abusada como con su agresor.
Una víctimaPara V.C., una joven que durante más de cinco años ha sido abusada por su esposo, psicológica y físicamente, la mejor solución para salir de un círculo de violencia es ponerse en manos expertas, para que la mujer recupere su autoestima, solucione sus complejos y frustraciones y que el hombre aprenda a manejar sus emociones.
Ella lo ha hecho y dice que le ha funcionado. En varias ocasiones intentó por sí misma salir de ese círculo de maltrato y que la mantenía atemorizada de las reacciones de su pareja, pero no pudo. “Desde mi experiencia, la mujer que recibe abuso, en principio no tiene que trabajar con el abusador, tiene ver que también hay un problema en ella, tiene que trabajar para recuperar su autoestima, para valorarse adecuadamente, porque la mayoría de las veces aceptamos el abuso por un problema de infravaloración propia”, sostiene y se avala en sus años lidiando con este problema.
La joven profesional y madre de una niña prefiere que su identidad no sea revelada, porque aún está en terapia, tras pasar “la peor parte” del torbellino que implica vivir con un agresor.
“La mujer tiene que ir a terapia y también la pareja, pero antes tienen que separarse. Si funciona, entonces deben ir juntos, intentar sanar las heridas y luego reconstruir el matrimonio, de lo contrario, lo que funciona es la separación definitiva”, estima.
Trabajo con agresoresPrecisamente, la Casa de la Masculinidad (Camha), que trabaja con terapias de pareja, pero principalmente con hombres agresores, propone sobre todo trabajar las emociones y el ego de las personas agresoras, para cambiar las actitudes de violencia. A juicio de Gregorio Martes, terapeuta y director ejecutivo de esta institución, en la medida en que el hombre aprende a controlar sus emociones, estará en capacidad de relacionarse con quienes le rodean.
Afirma que esa es la estrategia que utilizan al impartir un ciclo de charlas a hombres imputados por violencia contra la mujer en la Fiscalía del Distrito Nacional. Allí han atendido al menos 4,000 hombres en un año, cuya tasa de reincidencia ha sido de un 2%, de acuerdo con Martes.
El especialista también recomienda a las personas involucradas en un ciclo de violencia de género acudir a terapia de manera individual, para aprender a manejar sus frustraciones y a las personas agredidas a denunciarlo ante las autoridades.
Martes concluye que la violencia de género es un problema social, que ha sido avalado por el sistema machista y patriarcal en que se ha desarrollado la sociedad, por lo que estima debe ser prevenido y combatido de manera individual, pero también desde la familia y la comunidad.
Sólo de enero a junio, según consta en el registro del Departamento de Violencia contra la Mujer de la Fiscalía del Distrito Nacional, en esta demarcación se recibieron 4,787 denuncias.
En los últimos dos años un total de 23,865 denuncias de violencia contra la mujer se registraron en las 14 fiscalías barriales y la Unidad de Atención y Prevención de la Violencia. Las autoridades estiman que este problema afecta a una mayor parte de la población, pero todavía no todas las mujeres lo denuncian.
Ante esta problemática que incluso se cobra la vida de decenas de mujeres cada año en el país, una de las organizaciones que trabaja en su combate y prevención, una víctima de este tipo de violencia y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) proponen tratar este problema como un asunto de salud pública, con una política de estado clara, terapias de pareja e individuales y trabajar emocional y espiritualmente, tanto con la mujer abusada como con su agresor.
Una víctimaPara V.C., una joven que durante más de cinco años ha sido abusada por su esposo, psicológica y físicamente, la mejor solución para salir de un círculo de violencia es ponerse en manos expertas, para que la mujer recupere su autoestima, solucione sus complejos y frustraciones y que el hombre aprenda a manejar sus emociones.
Ella lo ha hecho y dice que le ha funcionado. En varias ocasiones intentó por sí misma salir de ese círculo de maltrato y que la mantenía atemorizada de las reacciones de su pareja, pero no pudo. “Desde mi experiencia, la mujer que recibe abuso, en principio no tiene que trabajar con el abusador, tiene ver que también hay un problema en ella, tiene que trabajar para recuperar su autoestima, para valorarse adecuadamente, porque la mayoría de las veces aceptamos el abuso por un problema de infravaloración propia”, sostiene y se avala en sus años lidiando con este problema.
La joven profesional y madre de una niña prefiere que su identidad no sea revelada, porque aún está en terapia, tras pasar “la peor parte” del torbellino que implica vivir con un agresor.
“La mujer tiene que ir a terapia y también la pareja, pero antes tienen que separarse. Si funciona, entonces deben ir juntos, intentar sanar las heridas y luego reconstruir el matrimonio, de lo contrario, lo que funciona es la separación definitiva”, estima.
Trabajo con agresoresPrecisamente, la Casa de la Masculinidad (Camha), que trabaja con terapias de pareja, pero principalmente con hombres agresores, propone sobre todo trabajar las emociones y el ego de las personas agresoras, para cambiar las actitudes de violencia. A juicio de Gregorio Martes, terapeuta y director ejecutivo de esta institución, en la medida en que el hombre aprende a controlar sus emociones, estará en capacidad de relacionarse con quienes le rodean.
Afirma que esa es la estrategia que utilizan al impartir un ciclo de charlas a hombres imputados por violencia contra la mujer en la Fiscalía del Distrito Nacional. Allí han atendido al menos 4,000 hombres en un año, cuya tasa de reincidencia ha sido de un 2%, de acuerdo con Martes.
El especialista también recomienda a las personas involucradas en un ciclo de violencia de género acudir a terapia de manera individual, para aprender a manejar sus frustraciones y a las personas agredidas a denunciarlo ante las autoridades.
Martes concluye que la violencia de género es un problema social, que ha sido avalado por el sistema machista y patriarcal en que se ha desarrollado la sociedad, por lo que estima debe ser prevenido y combatido de manera individual, pero también desde la familia y la comunidad.
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